Rafael Guimarães dos Santos es un referente mundial en la investigación científica de la ayahuasca. Discípulo de Jordi Riba en el Hospital Sant Pau, dos Santos está al frente de varias investigaciones punteras con ayahuasca, ibogaína y ketamina dentro del Departamento de Neurociencias y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de São Paulo. En esta entrevista, el investigador brasileño nos adelanta algunas pinceladas de su ponencia en la próxima edición de Fuertedélica.
¿Es la ayahuasca un psicodélico?
Pues sí, desde un punto de vista farmacológico, la ayahuasca estaría dentro de los psicodélicos o de los alucinógenos.
¿Ambos?
Personalmente, prefiero utilizar la palabra «alucinógeno», aunque para algunas personas esto parece de alguna forma ofensivo porque hace alusión a la alucinación, pero en realidad lo que queremos justamente es quitar el prejuicio que hay hacia las alucinaciones. Personas con diferentes tipos de condiciones, incluidas personas con párkinson, pueden tener alucinaciones, e incluso nosotros podemos tener alucinaciones en sueños.
¿Tienen el mismo significado, «psicodélico» y «alucinógeno»?
Yo considero que son intercambiables. En mi profesión científica utilizo ambos, si bien muchas veces me parece que el término «psicodélico» es un término más inteligible para la gente, pero al mismo tiempo es el término que está en los medios. Uno y otro tienen ventajas y desventajas. Yo utilizo ambos.
A los pueblos indígenas tampoco les gusta mucho el término «psicodélico» cuando hablamos de ayahuasca, ¿cierto?
Claro, es que para ellos la ayahuasca ya tiene su propio nombre. Es el daime para el Santo Daime, la hoasca para la UDV, el natem, el camarampi… Tienen sus propias definiciones. Estos términos psicodélicos o alucinógenos los utilizamos nosotros, científicos o investigadores, para que sea inteligible para nosotros, pero cada grupo indígena o incluso las religiones ayahuasqueras tienen sus propios nombres para la ayahuasca. Yo creo que es un término que al mismo tiempo está bien porque cualquier persona va a entenderlo, pero la verdad es que son sustancias cuyo efecto es muy difícil de definir. Entonces, «psicodélico» se refiere a expansión o regulación de la mente, mientras «alucinógeno» sería en sentido original el «vagar de la mente» (mind wandering). De cualquier manera, tiene limitaciones. Entonces, al final yo creo que depende del investigador que lo está utilizando. En ciencia biomédica, los dos términos son comunes. Lo que no aparece de ninguna manera en el universo biomédico es el término «enteógeno», que tiene una connotación más espiritual o religiosa ya desde su origen.
¿En qué estáis trabajando ahora mismo en la Universidad de São Paulo? ¿Qué vas a contarnos en Fuertedélica?
Aquí soy profesor del Departamento de Neurociencias y Ciencias del Comportamiento y profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina. Lo que intentamos hacer básicamente aquí es contestar preguntas sobre la seguridad de la ayahuasca en personas sanas, así como investigaciones con personas con trastorno depresivo mayor, con trastorno de estrés postraumático y pacientes con trastorno depresivo asociado a un diagnóstico de cáncer.
Por otra parte, estamos investigando el posible efecto analgésico de la ayahuasca en las personas. Para ello, inducimos dolor con calor en personas sanas y antes y después les administramos ayahuasca.
¿La ayahuasca como analgésico?
Así es. Hay algunos relatos de gente con dolor crónico, fibromialgia o algunos cuadros clínicos que tienen el dolor como componente, incluida la depresión. Hay diferentes líneas de investigación que sugieren que la ayahuasca podría tener un efecto analgésico. Incluso hay estudios preclínicos en animales y células que demuestran que los alcaloides aislados de la ayahuasca tienen efectos antiinflamatorios. Para conocer este posible efecto hemos empezado con población sana y en un futuro no muy lejano queremos hacer un estudio clínico con un grupo de población que tenga dolor crónico, por ejemplo, cefaleas o fibromialgia.
El título de tu charla habla también de estudios con ibogaína, ¿qué nos puedes contar al respecto?
Efectivamente, acabamos de cerrar un estudio con voluntarios que tienen un consumo bastante intenso de alcohol. Les dimos una sola dosis de ibogaína y lo cierto es que los resultados han sido bastante desalentadores: hemos observado efectos cardiovasculares preocupantes desde el punto de vista clínico y poca eficacia. No hemos encontrado una reducción significativa en el uso de alcohol. Sé que esto no va a agradar a algunas personas, pero estamos preocupados por las clínicas de ibogaína que están proliferando.
Rafael Guimarães dos Santos participa en la mesa redonda «Estudios clínicos con psicodélicos», con una charla sobre «Investigación con ayahuasca, ketamina e ibogaína». Será el 23 de noviembre, a partir de las 15h, en Fuertedélica.